La honradez va de la mano del espíritu consecuente.
Cumplir promesas
es respetar a los demás y alejarse de la hipocresía y la mentira. ´La persona sabe cumplir sus promesas¨. ¨Una palabra salida de la boca dificilmente puede ser atrapada siquiera por una cuadriga¨. Ambos son dichos que han circulado por miles de años en China y que demuestran vivamente el valor que nuestra nación otorga a las promesas cumplidas.
Hace más de dos mil años, Confucio enseñó a sus discípulos a ser
honrados
. Él sostenía que al estudiar se debe admitir cuando uno no sabe algo. Esa es la actitud correcta.
Zengzi tambié cumplía sus promesas. Una vez su mujer fue a una feria. Antes de salir, su hijo quiso ir con ella. La esposa de Zengzi dijo: ¨Si te quedas, cuando regrese, mataré un cerdo y te prepararé su carne¨. Al regresar de la feria, la esposa vio que su marido quería matar al animal, y trató de impedirlo, pero éste le espetó: ¨Si no matas al cerdo, engañas al niño, quien nunca tendrá confianza en ti¨. Después de decir eso, Zengzi sacrificó al marrano. Zengzi cumplió la promesa y al mimo tiempo, educó a su hijo en la moralidad.
En la época posterior de Qin hubo un hombre
honrado
llamado Ji Bu. Sobre él se decía: ¨Adquirir cien talegos de oro vale menos que lograr una promesa de Ji Bu¨. De ahí viene el proverbio de ¨una promesa vale mil talegos de oro¨. Posteriormente, Ji Bu sufrió calaidades. Gracias a la ayuda de sus amigos, las sobrepasó. En fin, quien sepa cumplir sus promesas, tendrá siempre el apoyo de la gente.
Antes, las tiendas chinas solían colgar a su entrada un cartel con la siguiente inscripción: ¨mercancías auténticas, precio justos. No se estafa a niños ni a ancianos¨, como muestra de la especial importancia que se otorgaba a las relaciones públicas y la honestidad del comerciante.