Aldea Dayanjie de los Hani de Yunnan Provincia
– El humo de la cocina reflejada en mil espejas
En las serpenteantes montaña sobre la ribera oriental del río Honghe, quedará envuelto en el mágico mar de nubes de las montañas de Ailao. En los breves intervalos en que las nubes se dispersan, podrá ver el río Honghe en el profundo valle a sus pies, delgado como una serpiente hebra, abriéndose camino a través de las inmensas montañas de rocas desnudas.
A mi espaldas, escuchaba el sonido de una grabadora. Zhang Fa, un sacerdote hani, estaba cantando una canción que relataba la antiquísima historia de un dios de una antigua aldea y su gente. Parecía que con la ayuda del cantante, estaba atravesando el umbral entre el mundo moderno y el antiguo, en contacto con los dioses de la antiguedad.
Corría el quinto mes del calendario lunar chino, cuando los hani en las montañas había terminado de sembrar el arroz y estaba celebrando el regreso del Dios. El peina ( sacerdote hani ) es la persona más ocupada de la aldea en esta época. Cuando los ancianos siguen la tradición ancestral de celebrar ceremonias conmemorativas en honor al Dios que protege la tierra, las personas, las cosechas y el ganado, el peima actúa como intermediario entre lo humano y lo divino, utiliza extensos poema históricos o cortos elogios para visitar y consolar a los dueños de la tierra, y envía los mejores deseos tanto a las verdes plantas de arroz como a todas las casas de la aldea.
Este lugar, en el corazón de las montañas de Ailao, se llama Dayangjie y se encuentra en el condado de Honghe, en la provincia de Yunan. Sus habitantes son conocidos como yeche, una rama de la minoría étnica hani. Las montañas de Ailao son un espolón de las montañas de Yunling, la línea divisoria entre las montañas de Hengduan en el oeste de Yunnan y la meseta en el este de la provincia. Las corrientes de aire húmedo y cálido provenientes del Océano Indico chocan con la barrera de las montañas de Ailao, donde se transforman en abundante lluvia y en fantásticos espectáculos del mar de nubes.
Los aldeanos yeche se encuentran generalmente en el nivel medio de las laderas de la montaña. Más arriba en la montaña hay bosques y debajo están los campos en forma de terrazas como escaleras al Cielo, extendiendose por las laderas de la montaña desde las profundidades de los valles del río hasta más de 2,000 metros sobre el nivel del mar. Las terrazas más pequeñas tiene un área de apenas dos metros cuadrados. Aparte de la letra de la canción del peima, no existen registro escritos que muestren cuándo las terrazas de las montañas de Ailao fueron construidas por primera vez. En cualquier caso, un proyecto de esta magnitud no pudo haberse logrado en un día.
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La estación de lluvias era inminente, y las nubes agrupadas en las montañas de Ailao eran más pesadas debido a la humedad. Cuando las nubes se movían lentamente, era difícil determinar si era lluvia o niebra. La niebla tenía su encanto – trayendo el aliento de todos los árboles, flores y pastos en el bosque. También traía consigo el sonido de los insectos arranstrándose sobre las hojas, de pequeñas aves sacudiendo sus alas y de transparente agua goteando desde altos árboles antiguos. La visión de uno, cada sentido humano fue movilizado en esta densa niebla. Era un lugar para mover el alma.
Zhang Fa todavía estaba cantando y las llamas de la cocina danzaban en sus negros ojos cuando concentraba su mirada en un punto. Sabía que el mundo que él estaba mirando provenía de la historia antigua. Como los bardos de la Edad Homérica, Zhang Fa es, para los yeche, un sacerdote, un cantante, alguien que conoce la historia, alguien que tiene acceso a lo divino. A través de sus canciones, cuenta la historia de su pueblo, sus memorias y su entendimiento del mundo.
Esta fue mi experiencia en las montañas de Ailao hace muchos años. Sin embargo, no tuve un entendimiento real del contenido de las canciones de Zhang Fa hasta muchos meses después. Hice una transcripción fonética de las grabaciones, invité a Zhang Fa a Kunming e hice que un experto linguista hani tradujera las canciones palabra por palabra. Nuevamente, la experiencia fue conmovedora y emotiva. Esta etnia que creó estas magnificas terrazas le ha legado a la humanidad más que campos de terrazas y casas en forma de hongo, también han dejado su doctrina de respecto por la tierra. Sus enseñanzas nos dicen que el mundo en la gran cordillera está lleno de todo tipo de vida. El Dios vive en el lejando Cielo, mientras que los niha ( la palabra hani que significa fantasmas ) deambulan por los altos acantilados espinosos. Los espíritus que viven entre el Dios y los niha residen entre los densos bosques y las corrientes de los profundos valles sombríos. El mundo del hombre no es más que una parte de esta tierra, una tierra dominada por fuerzas naturales y sobrenaturales. Usted conoce su propio lugar en el mundo, y también debe respetar otras vidas, incluyendo los dioses, los fantasmas y los espíritus.